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Correo no deseado (spam)

Mensaje que el usuario recibe sin haberlo solicitado, generalmente de remitentes desconocidos y con fines comerciales o de phishing. El usuario puede quejarse (complaint) al servidor de correo, lo que provoca la baja automática y, si así lo marca, el bloqueo del remitente para que no vuelva a ocurrir.

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Para qué se utiliza el spam

Los correos no deseados más sencillos simplemente buscan vender algún producto o servicio. Un ejemplo es cuando el remitente ha comprado una base de datos o recopilado sin consentimiento direcciones de correo y las utiliza para enviar un mensaje comercial con el objetivo de conseguir clientes debido al gran volumen de contactos realizados.

Este tipo de comunicaciones cada vez tienen más dificultades para superar el filtro antispam, igual que los que persiguen el robo de información personal o datos bancarios, porque los destinatarios detectan fácilmente que no es deseado y lo marcan como tal. Un caso que no es tan claro de reconocer es cuando se trata de un remitente conocido pero que hace un uso incorrecto del consentimiento que se le concedió.

Los peores casos de spam tienen que ver, no solo con frecuencia del ataque, también con su objetivo de fraude o suplantación de identidad.

Cómo evitar que un correo se considere spam

Hay varias formas de que un mensaje vaya a parar a la carpeta de correo no deseado, tanto de forma automática, según la configuración de los filtros antispam de los servidores y gestores de correo, como manual, cuando es el propio usuario quien decide que lo es y se queja de ello.

Empezando por la elección de los destinatarios, como hemos comentado, hay que evitar utilizar direcciones de las que no se tenga consentimiento. De esta manera, no se cae en trampas de los proveedores y ni se devalúa la reputación del remitente. Para decidir si es potencialmente enviado por un spammer, los filtros también se fijan en archivos adjuntos (usando una plataforma de envíos masivos esto no es posible), tipo de enlaces (no deben estar acortados) y cantidad de imágenes (no dedicar todo el correo a una sola).

El asunto y el contenido deben redactarse sin utilizar palabras habituales entre quienes buscan clics fraudulentos o ventas de productos dudosos, por ejemplo abusar de las exclamaciones, repetir “gratis” varias veces o utilizar una traducción con demasiados errores por ser automática.

Hacer una buena segmentación también influye porque de esta forma se puede ajustar mejor el contenido a los intereses de cada tipo de destinatario. Además, conviene mantener una buena frecuencia de campañas para que no se olviden de que se apuntaron y lo consideren spam porque perdieron confianza en el remitente.