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Mito 9: Comprar listas no perjudica a nadie

Categoría: Consejos Email Marketing

Imagen Mito 9: Comprar listas no perjudica a na

Seguro que la tentación ha llegado a tu correo electrónico en forma de alguien que te ofrecía bases de datos de diferentes sectores. Lees que aseguran ser de calidad y te lo planteas porque podrían dar un empujón a tu email marketing. ¿Piensas que no harías daño a nadie si pagaras por ellas? ¡Todo lo contrario! No caigas en la trampa, no creas el mito que dice que la compra de listas de emails no perjudica a nadie porque solo beneficia a quien las vende.

 

Los destinatarios, los primeros perjudicados

Una práctica habitual en este tipo de ofertas es indicar el número de correos que se incluyen en la lista, es decir, personas que importar directamente a tu base de datos. Suelen ser miles por un precio ridículo si calculas cuánto podría retornarte la inversión comparándola con tus contactos actuales. Pero no te confundas: ¡no se parecen en nada!

Estas empresas (o individuos) se dedican a vender datos de personas sin que ellas lo sepan. Es una venta por volumen, a peso, sin pensar de la calidad de la información. No se preocupan de verificar las direcciones para confirmar que están activas, ni de comprobar que sean reales cualquiera de los datos que las acompañan, ni siquiera si están repetidas en el mismo documento que venden.

Esto es así porque estas cuentas de correo electrónico no se consiguen de forma legal según el RGPD, más bien lo contrario porque utilizan prácticas dudosas para extraer la información de páginas públicas. Pero una cosa es poner el contacto en una web profesional o incluso corporativa y otra muy diferente dar consentimiento para recibir información comercial de desconocidos.

¿Cómo va a reaccionar alguien que recibe un mensaje de ese estilo sin saber quién es el remitente? Probablemente marcándolo como spam desde su gestor de correo, intentándose dar de baja y creándose una mala imagen de la empresa que se lo manda. Es normal que sea así porque recibe muchas comunicaciones no deseadas si alguien está comercializando con sus datos personales.

En esta práctica fraudulenta, los destinatarios son los perjudicados más directos porque son quienes reciben la avalancha de spam sin poder ejercer su derecho frente al infractor. No pueden pedir que se elimine su información ni denunciarle porque no saben quién es. Solo pueden enviar una queja sobre los mensajes individuales que reciben de empresas, por ejemplo la tuya si te crees la mentira de que no pasa nada cuando compras bases de datos.

 

El remitente también se ve perjudicado

Quizá el precio que te ofrecen por miles de cuentas de correo electrónico te parece una opción económica, considerando lo que te ha costado llegar a tu actual número de suscriptores, o te suena a solución rápida para empezar si tu lista está a cero. Y puede ser que te lo plantees para hacer una campaña más masiva, por ejemplo, para el lanzamiento de un nuevo producto. Pero no tiene nada de barato: es una práctica que te puede salir cara a largo plazo.

Imaginemos que te descargas la base de datos que has comprado creyendo que era una buena idea y la importas a tu plataforma de email marketing. El primer error sería mezclar personas que no te conocen de nada con los suscriptores que llevan tiempo siguiendo tus comunicaciones y con las que ya tienes una cierta relación.

Quizá sean clientes o no, pero como mínimo identifican tu nombre y te reconocen como remitente. Es todo lo contrario que ocurrirá con los nuevos porque no habrán pasado por tu web ni completado tu formulario de alta. Tampoco tendrías la misma información para poder segmentar porque las listas que se venden suelen estar agrupadas solo por sector, si es que lo están y si son de verdad del que te interesa.

El siguiente error lo notarías si consigues completar la importación porque verías que, entre direcciones que son aparentemente válidas, hay unas cuantas que no sirven para nada más que afectar a tu reputación como remitente. Ten en cuenta que no se utiliza el doble opt-in para conseguirlas, por lo que no se ha comprobado su veracidad. Un ejemplo típico es que el dominio no exista, sea porque se canceló el registro o porque esté mal escrito.

También es posible que haya direcciones de correo electrónico repetidas, inactivas, temporales o incluso spam traps porque tampoco se ha hecho un mantenimiento frecuente para que esté limpia. La cantidad es más importante para los que venden datos que su calidad, así que no debería sorprenderte si el número de cuentas válidas se va reduciendo.

Sigamos suponiendo. Si llegases a hacer un envío a esas personas, los resultados serían muy pobres. Tendrías pocas aperturas, clics y conversiones, pero lo peor es que conseguirías muchas devoluciones, quejas y bajas. Eso afecta al rendimiento de esa campaña en concreto, pero también al resto porque bajaría tu entregabilidad haciendo que próximas comunicaciones, incluso a la lista buena de clientes, fuese a la carpeta de correo no deseado.

 

La alternativa: permission marketing

Al contrario de lo que sucede con la compra de bases de datos, hay empresas que sí cuidan a sus suscriptores y les permiten elegir si quieren recibir información de terceros. Con el marketing de permiso, es posible tener listas de personas que dan su consentimiento para que les manden mensajes de otras empresas (a veces a cambio de un incentivo, pero no siempre). La diferencia respecto a la compra es que el alquiler es legal.

Se dice que se “alquila” la lista porque una empresa puede hacer envíos a sus miembros, pero sin llegar a tener acceso a sus datos porque se realizan desde la plataforma propietaria de los contactos. De esta manera, su privacidad queda protegida y se respeta el RGPD porque el remitente no cambia, pero sí el contenido que se adapta a la campaña que se quiera comunicar.

Después del envío se proporciona información estadística para poder valorar los resultados que siempre serán mejores que sé si comprase porque sí se ha dado permiso para recibir comunicaciones comerciales de otras empresas. Además, no se pone en riesgo la reputación del remitente ni la imagen de marca, por lo que al alquilar listas para hacer email marketing nadie sale perjudicado.

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