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Mito 24: Una IP nueva es la solución a todos tus problemas de entregabilidad

Categoría: Consejos Email Marketing

Imagen Mito 24: Una IP nueva es la solución a todos tus problemas de entregabil

Cuando algo no funciona, la vía rápida para solucionarlo es cambiarlo por uno nuevo. Pero, si mi IP (Internet Protocol) acaba en la lista negra y todos mis mensajes se consideran spam, es un mito que sea posible arreglarlo enviando desde otra. En la entregabilidad intervienen otros factores, no solo la IP ni que sea una dedicada, por lo que puede que no se resuelva el problema y se mantengan unos datos similares a pesar del cambio, ¡incluso peores!

 

Tipos de IP y de listas para email marketing

Una dirección IP es un conjunto de números que identifican los dispositivos conectados a internet. Todos los dominios y sus servidores de correo electrónico tienen asignada una y básicamente las hay de dos tipos:

  • IP compartida: es una dirección que se utiliza para varios dominios y remitentes, de manera que su contratación resulta más económica. No obstante, lo que haga cada uno de ellos puede afectar al resto, por ejemplo si a uno se le considera spammer puede hacer que el resto tenga una entregabilidad baja.
  • IP dedicada: es una dirección única que se asigna a una web y que, por tanto, solo puede utilizar un remitente. Esto permite a su dueño tener más opciones de configuración, aunque también su coste es más alto. Es la opción más habitual cuando se realización muchos envíos ya que es posible controlar mejor su reputación.

Los proveedores de correo crean listas de direcciones IP y tratan a esos remitentes de forma diferente según su grado de peligrosidad. Hay tres tipos de listas:

  • Negras (blacklist): el peor de los casos es entrar en estas listas porque significa que nuestros correos serán considerados como no deseados e incluso bloqueados. Se puede caer en una lista negra sin querer, por ejemplo si compartes IP con un spammer, si tienes muchas quejas o si has comprado tu base de datos. Es posible salir de ellas, aunque también recaer.
  • Grises (greylist): podríamos decir que es el paso previo a la lista negra porque está formada por sospechosos de enviar spam. En estos casos, el mensaje se retrasa en lugar de bloquearlo porque se considera un error temporal y se presupone que los spammers no volverán a intentarlo.
  • Blancas (whitelist): son las direcciones IP que no se bloquean porque han sido validadas por el propio usuario, así que los mensajes de esos remitentes se consideran seguros y se entregan sin problemas. Por eso es una buena práctica pedir a los destinatarios que nos agreguen a su lista de contactos, por ejemplo en el mensaje automático de bienvenida.

 

IP, reputación del remitente y entregabilidad

Cambiar la IP a una nueva no soluciona todos los problemas de entregabilidad porque esta es solo uno de los muchos elementos que forman la reputación del remitente. Cuanto mejor sea, mayor entregabilidad para los mensajes que envíe, pero no basta con utilizar una IP diferente porque se puede seguir cayendo en otras malas prácticas que influyen en que los mensajes se consideren spam.

Alcanzar el 100% de entregabilidad es un mito, aunque es posible acercarse si se cuidan todos los factores. Empezando por la IP, la reputación tiene en cuenta los retornados y las quejas de los últimos envíos, no solo el más reciente. Al usar una nueva, se pierde el histórico lo que puede ayudar un poco porque se pueden evitar errores pasados, pero desde luego no se pasa automáticamente a una lista blanca ni aumenta de golpe la entregabilidad.

El dominio del remitente puede ser diferente de la IP, por eso los protocolos de autentificación resultan un factor determinante. Por un lado, con un registro SPF (Sender Policy Framework) el servidor de correo entrante del destinatario valida que el mensaje se ha enviado desde una IP autorizada por el remitente. Esto ayuda a evitar tácticas de suplantación de identidad como el spoofing.

Por el otro, el protocolo DMARC (Domain-based Message Authentication, Reporting, & Conformance) se centra en el dominio para confirmar que está autentificado y no es fraudulento. Configurando este registro, el remitente se asegura de que solo él puede enviar mensajes desde esa dirección de correo electrónico.

Pero hay otros factores que afectan a la entregabilidad y no tienen que ver directamente con la IP, como el contenido de los mensajes que puede incluir alguna palabra considera como típica de spammers, el comportamiento de los usuarios al abrir o clicar en las comunicaciones o la maquetación de la campaña que debe evitar códigos extraños o adjuntos.

 

Calentamiento de una IP nueva para mejorar la entregabilidad

Al conseguir una nueva IP, no hay un histórico de envíos y la entregabilidad puede bajar porque los ISP todavía no saben cómo clasificarla. Por eso es una buena práctica calentarla antes de continuar con la frecuencia y volumen habituales para construir poco a poco su reputación. Podríamos decir que es como el entrenamiento previo a una maratón: hay que preparar el cuerpo con algunos ejercicios si se quiere llegar a la meta.

El calentamiento de una IP consiste en hacer envíos a una parte de la lista e ir aumentando progresivamente el porcentaje, por ejemplo el 15% diario, hasta llegar al total. Es recomendable que las campañas se segmenten para que los primeros grupos estén formados por los usuarios más activos. Así habrá más posibilidades de que interactúen, los servidores de correo electrónico no consideren al remitente como spammer y se vaya ganando una buena reputación.

El proceso de calentamiento de una IP nueva puede durar varias semanas, un mes como mínimo, aunque dependerá del volumen total que se quiera alcanzar y también de las interacciones de los destinatarios. Por eso es importante vigilar el número de usuarios inactivos porque pueden afectar al éxito del proceso si son más del 25%. Además, es recomendable verificar las direcciones de correo electrónico de la lista antes de hacer el primer envío desde la IP nueva para asegurarse de que no incluye spamtraps.

Calentar una IP solo puede hacerse con una dedicada, pero la ventaja es clara para la entregabilidad: no se pone en riesgo la reputación de golpe con un primer envío de miles de mensajes, sino que se construye día a día para conseguir que la nueva IP tenga una buena reputación y que aumente el porcentaje de los correos que van directamente a la bandeja de entrada.

 

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